1 de enero de 2009

Un poema de... Arturo Borra




De este argentino, diremos que vive en muchas partes. Arturo Borra, de 36 años, es poeta y - como a él le gusta decir- comunicólogo. Tras pasar años como profesor en la universidad argentina se trasladó a España, y actualmente reside en Alzira. Aquí participa, a escala pequeña, en redes de poesía que no intentan dejar atrás lo social ni lo emergente. Es al mismo tiempo, una de las pocas personas consecuentes con su discursos vital y poético. Su página personal es muy recomendable con gran cantidad de material polipoético muy seleccionado.
Para no dejar de entrar en tópicos diremos, que es argentino... de los pura cepa, así que no esperéis textos fáciles. Entre otras cosas, también, porque es lo evidente lo que esconde el mundo.

Aquí os dejamos el texto, apropiado para reflexionar sobre estos días naideños y eróticofestivos para unos y consumofestivos para todos.




PROSA PROFANA


Lo milagroso –si

es que hay auténtico milagro en esta prosa profana- no
es que la vida persista con sus ruinas y su rutina a cuestas: su disparo en la nuca/
la agonía sin sepultura en el oprobio diario incluso de las plegarias
(orando a unos ángeles venideros).



Lo milagroso no es que abra mis ojos repletos de madrugada y estés a mi lado respirando tu penúltimo sueño. Tampoco que los siglos sigan abriéndose surco sobre un tiempo sonoro de derrotas/ y los sepultados se aferren a los hilos deshilachados que les permitan subir al cielo –si es que hay cielo en la cuadrícula donde rezamos a nuestros muertos-. Ni siquiera

que sigas batiéndote en retirada entre las sábanas/ con tu desafío a la noche despierta. O que haya comunión y no sólo lejanía. No es que la sangre se derrame sobre el cáliz

de los abatidos/ que el incendio no se propague sobre todos los altares –y lloren las estatuas/ y bailen las vírgenes y no haya –o siga sin haber- milagro.

No es que haya aire –algo antes del crepúsculo donde combaten dioses y humanos

ni tampoco

que crezcan las lápidas y las lapidaciones/ los templos y los destiempos/ las tumbas en la lluvia/ o vos dándote la vuelta para respirar todavía la noche sobre la que escribo para volver a creer.


Lo milagroso –digo: si es que hay milagro- es que a pesar de las omisiones y los pronósticos/ a pesar de los catecismos y las liturgias solemnes/ la belleza no sea un milagro contra todas las evidencias.


PD: Feliç any nou!!

:..

2 comentarios:

Arturo Borra dijo...

Aunque no tengo claro quién(es) participan en este blog, les agradezco la publicación de esta prosa, que es otra forma de celebración.
Muchas gracias de corazón y un fuerte abrazo para este principio de año,
Arturo

Víktor Gómez Valentinos dijo...

A mi también me cautivo inquietantemente éste texto de Arturo Borra. En su línea de ruptura con los simulacros y las falaces imposiciones mercantilistas y el sentimentalismo ñoño y el estulto camaleonismo de los voraces y avaros.
Este texto, en lo milagroso, guardase de herir el amor veraz y la alianza inquibrantable de la justicia y lo bello (gamoneda), tendiendo a rocar lo sustancial (gelman) para hacer sus cabriolas y piruetas con el lenguaje y los diccionarios de la noche y la escritura. Un vuelo, si, de tinta.

Grande, gozosamente hiriendo, su letra nos convoca frente a la mesa de los depredadores, con la insurrecta mirada del exiliado, el merodeador y la escucha.

Un abrazo grande

Víktor